UN ESPACIO PARA COMPARTIR EL PENSAMIENTO Y GENERAR VINCULOS DESDE LA REFLEXION ACTIVA A TRAVES DE LA LECTURA DE TEXTOS DEL AUTOR Y SUS IDEAS.

miércoles, 30 de enero de 2008

Ser en el centro "6"

Si he ingresado en el estado de aceptación, he podido renunciar a la pretensión y el desacuerdo, sin sensación de pérdida ni resignación negativa.

De ser así, deberían desaparecer las resistencias y la fragmentación, pues la unidad inmanente es la esencia del universo y la virtud del hombre su expresión.

El comentario

¿Cuántos de nosotros tenemos la pretensión de que la vida o las personas se ajusten a nuestros deseos? Si algo va a cambiar a esta hora, uno debe sincerarse y reconocer la pretensión oculta, por que este sinceramiento podría ser el principio del cambio que uno esta necesitando.

¿Cuántos también, tenemos la pretensión de que nosotros mismos cumplamos con una cierta expectativa, pagando un precio altísimo por una imagen de si exagerada?

Es en la falta de merecimiento que implica la pretensión y en el desacuerdo de fondo que la aceptación no es posible.

Por esto renunciar a la pretensión y el desacuerdo es condición para entrar en el estado de aceptación.

Anibal Gomez Sutúl Naré

miércoles, 23 de enero de 2008

Ser en el centro "5"

Si acepto las cosas pero no las entiendo, en realidad no las acepto.
Para entrar en el estado de aceptación, debo renunciar a la pretensión y el desacuerdo, y no esperar que los demás, o la vida se ajusten a mis deseos o expectativas.

El comentario

Aceptar por el camino de la comprensión para que no haya apretar de dientes y murmullos por lo bajo, por que si hay desacuerdo no puede haber aceptación.

Se acepta por que se comprende, y se comprende por que hay una integración de todo el ser en el proceso, no un mero mecanismo intelectual, sino el trabajo del cuerpo y la emoción sumados al intelecto.

La comprensión así diferenciada del entendimiento, es como un relámpago en la oscuridad que atraviesa todo el ser y tiene el sabor de la certeza inexorable.

Comprender es encontrar la raíz de lo que se acepta y esto una vez mas nos libera de tanta pretensión y tanto desacuerdo.

Es necesario aprender a diferenciar la aceptación libre y fluida alcanzada por la comprensión, de la resignación negativa en donde uno no acepta en realidad, si no más bien entiende que no tiene otras opciones, pero en el fondo habita el desacuerdo.

La aceptación genuina es un estado que no conoce la resignación negativa ni el desacuerdo, es un movimiento fluido del ser sin condiciones.

lunes, 14 de enero de 2008

Encuentros con el Guia ''2''

Quitar lo que sobra


Esa mañana el guía nos reunió a todos, no en el lugar que habitualmente usábamos, en la sala grande de la casa principal, sino en el jardín que rodeaba a ésta, y desde el cual se divisaba claramente el parque y el bosque que ocultaba el lugar de la vista de los curiosos, y le confería una atmósfera de calma y privacidad.

Recuerdo que el guía estaba trabajando con unas tijeras, podando una planta… Mientras fuimos llegando, tomamos posiciones cerca de él para ver que hacía, y cuando hubo confirmado que estábamos todos, empezó a hablar.

-Con el correr del año, las estaciones nos plantean distintas necesidades, finalización de ciclos, cambios y transformaciones, y es en este contexto de naturaleza que la enseñanza se afirma y se ejemplifica en metáforas de la existencia, por eso, esta mañana quiero que poden estas plantas.

Sabiendo que todo lo que hacemos aquí tiene sentido por si mismo y se justifica en la necesidad, a la vez nos propone una tarea con nosotros mismos y nuestros contenidos ocultos.

-¿Pero cómo lo hago? Pregunté.

-El guía que seguía trabajando, por un momento se alejaba de la planta para tener perspectiva antes de seguir cortando, y luego arremetía hacia ella con gran vigor y en unas cortadas rápidas y precisas le daba nueva forma, casi compulsivamente, para luego detenerse y retirarse una vez más y volver a observar. Esto se repitió varias veces más, como en un ciclo rítmico en el que cada acercamiento era una explosión de energía que transformaba sustancialmente la forma de la planta, al tiempo que las cortadas quitaban porciones mínimas de las ramas Mientras seguía trabajando, y después de un momento en el que parecía muy concentrado en lo que hacía, respondió.

-Haz como con el hombre, sólo quita lo que sobra.

-No estoy seguro, ¿cómo sé que es lo que sobra?

-Lo primero es entender que cada planta tiene su forma, descubrir esto puede ser tarea difícil, pero uno no debería escapar de ésta.

-¿Esto es muy difícil? Volví a preguntar tomando las tijeras y preparándome para cortar la primera rama.

-Tal vez no deberías preguntarte si es difícil, tal vez deberías preguntarte si es posible.

-Entonces sólo quito lo que sobra, dije, mientras daba una vuelta a la planta buscando su forma.

-Lo que sobra, dijo.

-Pero maestro, siempre nos dices que la naturaleza da el ejemplo, entonces, ¿por qué debemos podar los árboles? Si fuera esto necesario, ¿la naturaleza no haría que las ramas no crecieran de más?

-¿Tú crees que en la naturaleza las especies son auto suficientes, y no necesitan de otro para desarrollarse plenamente? Todo el tiempo interactúan ayudándose unos a otros para cumplir así con sus destinos. El hombre no es la excepción, al contrario, él tiene la mayor responsabilidad en tal sentido, no olvidemos que el hombre es naturaleza, y ser humano, la virtud de su expresión. Se dio vuelta, miró alrededor, y señaló hacia los árboles del bosque.

-¿Que ves cuando miras este bosque? Me preguntó

-Veo un conjunto de árboles creando un paisaje que se recorta en el horizonte respondí, tratando de adivinar hacia donde iba con su pregunta, y conociéndolo sabía que iba hacia algún lugar, pero este, siempre me resultaba impredecible.

Yo en cambio veo cientos de interacciones y dependencias, claro que no esas dependencias en las que estas pensando ahora y me miró de costado rápidamente para seguir con su mirada fija en dirección a los árboles.

Yo quise justificarme de mi pensamiento, de alguna manera el había sabido que estaba a punto de cuestionar la idea de las dependencias con los demás, quizá por que desde pequeño había aprendido a ser independiente, pero antes de poder hacerlo el guía continuó hablando:

-¿Ves aquel pájaro? El negro y amarillo que revolotea sobre las copas de los árboles, se alimenta del fruto del árbol y después vuela lejos, a su debido tiempo dejará su excremento y depositará junto con él la semilla, a una distancia muy conveniente, de no ser así la semilla no germinaría a la sombra del árbol madre. Así que el árbol entrega el fruto al pájaro, y éste a cambio lo transporta y siembra, el resto lo hace el tiempo.

Volvió a la planta, cortó rápidamente varias ramas, y agregó:

-Podar, es cortar lo que creció demasiado. Echó un vistazo al jardín, mirando por encima de nuestras cabezas, y sonriendo dijo:

-Acá hay muchas cosas que necesitan ser podadas. Muchas cosas tienen forma exagerada, veo algunas ramas tan largas que apoyan en el suelo y veo sus frutos pudrirse en ellas y ser devorados por las hormigas.

-¿Este corte, no le trae sufrimiento a la planta?, pregunté, tratando de sonar impersonal, sabiendo que lo que ha crecido demasiado en uno tiene el sabor de lo pretencioso y no de lo genuino, y que seguramente reencontrarse con la propia pequeñez sería doloroso mas para uno que para la planta.

-Estoy seguro que si, respondió el guía, y en su vos había tanta convicción como calidez. Pero hasta la planta sabe, que de no ser así, mas habrá que lamentar en el futuro. Ahora, véanse a si mismos.

En silencio nos sostuvo la mirada a uno por uno

-¿qué clase de planta son y cómo están? Siguió diciendo,

Y de vuelta otro silencio y la mirada nos daban el tiempo y la dirección del pensamiento para preguntar y responder internamente.

-¿Puedo descubrir mi forma, y revelar la no forma?

¿Hay mucho que podar para reafirmar el poder en la raíz?

¿Estoy en la raíz, o en las ramas?

Antes de dejarnos trabajando con las plantas el guía se agachó, tomó una ramita del piso y escribió en la tierra:

El árbol kinú hace fruto y alimenta al pájaro negro y amarillo, el pájaro negro y amarillo vuela lejos y da vida al nuevo árbol Kinú ¿Estoy dispuesto a deshacerme de algo por una nueva vida y a aceptar la dependencia equililbradora?

-Los dejo con las tijeras y las sierras, estoy seguro que el día va a ser largo. Que tengan buena poda.

Aníbal Gómez (Sutúl Naré)

jueves, 10 de enero de 2008

Editorial ''Yo prefiero creer''

¿Hasta qué punto la visión mecanicista reduccionista heredada y raramente cuestionada nos condiciona en la forma de ver la vida y el mundo?

Nos detuvimos a pensar en cómo esta visión de las cosas tan lineal y cómoda nos limita nuestra forma de pensar y se escabulle debajo de todas las expresiones del ser humano, desde el lenguaje hasta la arquitectura y el arte?

Cuando el todo queda reducido a la suma de sus partes, dividido y descompuesto en partes ajustables a la medida de nuestras limitaciones, nos sentimos capaces de la hazaña de la comprensión y enarbolamos la bandera del pensamiento científico lógico-deductivo en detrimento de otras formas de pensamiento, de otras visiones de la vida y el mundo.

En esta confusión, a estas alturas histórica, tendemos a creer que desarrollo tecnológico y evolución son la misma cosa, y así lenta pero continuamente derivamos, y nos alejamos de nuestro curso con ingenuidad, descansando en nuestra ignorancia, sin sentirnos responsables ni artífices de nuestro destino.

Esta visión cultural, tan real como parcial, alega ser la dueña de la única verdad y hace ruido con otra más natural y enraizada profundo en la mente humana, que todo el tiempo nos acecha y toma la forma de grandes interrogantes.

A veces tomados como nuevos paradigmas, acicatean la arrogancia de más de uno y los obliga a abdicar de cierta pretensión de conocimiento.

Es esperanzador ver como estos interrogantes generan la necesidad de abrir nuevas puertas a la posibilidad, y es cuando uno reconoce que, si sigue haciendo lo que estaba haciendo, va seguir consiguiendo lo que estaba consiguiendo.

En este punto sería bueno detenerse y preguntarse cómo afecta a diario esta forma de pensar en cada uno de nosotros.

Uno podría fácilmente pensar que esto está en una escala tal que no afecta lo individual de manera significativa, pero cuando descubrimos que esta visión fragmentada es responsable de tanto sin sentido y tanto vacío en nuestra vida queda en evidencia la necesidad del cambio.

Esta linealidad artificial pero cómoda, sacrifica, en aras de lo conveniente, todo lo que en algún momento fue impulso vital y creativo, sacrifica la posibilidad y la elección.

De alguna manera somos como arañas atrapadas en su propia tela, con la diferencia que nunca supe de una araña así.

Por eso yo prefiero creer…

Hay quienes dicen que el olor que se siente en el verano justo antes de la lluvia es un ácido que liberan las plantas, yo prefiero creer que es el olor de la tierra agradecida por el agua fresca…

Hay quienes dicen que los troncos de los árboles reflejan cuanto vivieron, yo prefiero creer que nos cuentan como…

Hay quienes dicen que el sonido del viento se produce por la velocidad que lleva al rozar con algunas formas, yo prefiero creer que es su espíritu que nos habla…

Hay quienes dicen que las montañas son enormes, yo prefiero creer que nosotros somos los pequeños…

Hay quienes dicen que el sonido del río es por la fuerza con la que baja, yo prefiero creer que nos cuenta de su historia…

Hay quienes dicen que la muerte es el final de la jornada, yo prefiero creer que es un nuevo comienzo…

Hay quienes dicen "haz un milagro y creeré en ti", yo prefiero creer.

Aníbal Gómez (Sutúl Naré)

domingo, 6 de enero de 2008

Encuentros con el Guia

Encuentros con el Guía ''1''


El principio


Cuando me acerqué al guía, este ya era un hombre mayor, y yo muy joven. Iba a verlo por alguna razón que en aquel momento no me era totalmente clara. El vivía en una granja en las afueras de la ciudad, lo suficientemente lejos o cerca como para que uno decidiera lo que esto significaba, según el propio estado de animo.

Algunas cosas han cambiado desde entonces, hoy, yo soy el hombre mayor, aquella razón que me impulsó a hacer mi camino se hizo clara, y el guía ya no vive con nosotros, más que en el recuerdo y en el corazón. Y si bien antes estábamos juntos de tanto en tanto, hoy no pasa un día en el que no lo estemos.

Es con la alegría y la responsabilidad que su recuerdo me inspira que escribo estas historias, tratando de ser lo mas fiel posible al espíritu que lo animaba.

Los días en la granja comenzaban temprano, con los primeros rayos de sol. Todos los que vivíamos en el lugar, compartíamos el desayuno junto al anciano que daba las indicaciones del trabajo en esa jornada. Las charlas intensas de entonces se mezclan en mi memoria con el aroma del café y las tostadas recién hechas que acompañaban aquellas mañanas. Todavía si cierro los ojos, y respiro profundo, me parece sentir el aire frío y puro, y el olor de los pinos del bosque que rodeaba el lugar llenándome los pulmones.

A pesar del tiempo que ha pasado no me cuesta nada ver al viejo maestro caminar por el parque, lento y cadencioso, en dirección al estanque, y recordar claramente nuestras charlas…

Charlas que impregnarían cada pensamiento y cada acción de mi vida.

Recuerdo una mañana que me dirigía al pueblo por unas provisiones, ver al guía practicar unos movimientos que recordaban al taichi, se le veía muy alegre y no pude evitar el comentarlo:

-Esta mañana se le ve feliz maestro-

-¿No será que el que mira modifica lo que ve, y yo ayer estaba tan feliz como hoy, pero tú no lo viste con los ojos de ahora?

Me quede mirándolo, tratando de agregar algo, pero antes de que pudiera me invitó a sentar sobre un tronco que la última tormenta había arrancado de raíz, y que esperaba terminar sus días como leña para la chimenea de la casa.

-Feliz, dijo -cuando siguió hablando-¿qué es la felicidad?

El había abierto una puerta y me invitaba a pasar como era su costumbre, y yo deseoso como estaba, no iba a desaprovechar la oportunidad, así que conteste.

-Felicidad, alegría, lo que la gente entiende.

-Lo que la gente entiende, repitió sin dejarme terminar, y me miró fijamente-

-¿Tu crees que la gente entiende lo que es la felicidad?

-¿Tu crees que se preguntan con ánimo de indagar realmente?

-Si fuera así ¿No sería distinto todo?

-Ahora dejemos a la gente creyendo sus cosas y dime tu ¿Qué crees que es la felicidad? Preguntó, y se quedo en silencio mirándome fijamente esperando una respuesta.

-Bueno -dudé en usar las palabras correctas-la satisfacción de los deseos, respondí

-Si asumes que esto es así, continuó hablando, solo serás feliz entorno a situaciones, ¿No crees tú que la felicidad debiera ser un estado interno, y no estar sujeto a los caprichos de las cosas? Y una vez mas su silencio apuraba mi respuesta.

-¿Pero cómo estar feliz si las cosas no son como yo quiero?

-¿Por qué no pensar mejor en ser feliz y no en estarlo, no cambiaría esto la relación con las cosas? Preguntó, y a la par que se estiraba un poco agregó:

Empezar a ser, como un estado que nos integra y no un estar feliz en función de una situación variable con las fluctuaciones del medio.

Eso que tu llamas felicidad, o lo que la gente cree que es, se da cuando la proyección psíquica de la realidad se condice con la realidad misma, mientras más puntos coincidan de una con la otra, mas feliz se está, no hace falta que te diga que aparece cuando estas no condicen.

-¿Se puede entonces vivir sin proyectar? Pegunté ansioso por aclararme.

-Y el me preguntó a su vez ¿Acaso, esta proyección psíquica, es vivir realmente, o se pasa algo por alto?

-¿Pero el proyectar de esta manera, no nos da dirección en la acción? Pegunté al guía.

En la felicidad de la proyección, me respondió, hay una pretensión del ego, que espera que el mundo, la vida o las gentes se ajusten a su capricho. La pretensión de que las cosas sean como uno quiere nos acerca más al sufrimiento que a la felicidad, el que proyecta lo hace, ahora hacia el pasado, ahora hacia el futuro, y es en ésta proyección de la imaginación y la memoria que se pasa por alto lo único real, el presente. La vida es minuto a minuto, ni antes ni después, y esto debe ser así, y poco importa lo que uno quiera.

-Entonces ¿Cómo entro en el presente? Pegunté, entendiendo la importancia de este hecho.

-¿Tal vez uno debería preguntarse como salir de los laberintos irreales de la proyección? Estar en el presente es el estado natural, cuando se deja de proyectar y pretender, y se permite a cada tiempo ocupar su lugar, se sincronizan los tres tiempos, y las cosas simplemente son, aquí y ahora.

-Amigo mío, aceptar el devenir de los acontecimientos sin resistir, como éste tronco, ¿por qué no piensas un poco en él? Al igual que el resto de las criaturas de la naturaleza, acepta su situación y se integra a la rueda de la transformación, sin pretender que sea antes ni después, sin resistir y sin negar, cumpliendo así con el destino, no con su idea

de él.

¿No sería bueno para el hombre abandonar su idea del destino, y simplemente hacer como este tronco? Ahora, por favor, ve y trae el hacha, no demoremos más nuestro destino, que la leña se acaba.

Anibal Gomez (Sutul Nare)


Encuentros con el Guia

Introducción a los relatos

Si estos relatos ocurrieron o no poco importa, ya que su valor no estriba en esto, sino en la intención que plantean los personajes hacia la existencia misma y que se expresa en la intensidad de sus acciones.

En esa frontera donde definir realidad y ficción es imposible habita el guía.

Escritos sin mayores pretensiones, los “Encuentros con el guía” son, como pequeñas cuentas hilvanadas a un sentido mayor.

Espero que estas historias los orienten hacia los contenidos escenciales para no perder de vista el objetivo principal del blog de crear un espacio de reflexion y esclarecimiento.

Anibal Gomez (Sutul Nare)

miércoles, 2 de enero de 2008

Ser en el centro "4"

Si cumplo la virtud de la naturaleza humana solo para mí, o para unos pocos, no la cumplo.

Solo si esta es irradiada en todas direcciones, sin discriminar, mi propósito será puro y claro el camino.

Si mi propósito es puro y claro el camino, debo poder aceptar a todas las cosas, y a los demás, tal cual son, para poder entrar de esta manera en el estado de aceptación.

El comentario

Ser humano no se nace, ser humano es una virtud que se forja con el tiempo y no esta dada por derecho propio, más bien es logro de la conciencia y la comprensión, esta virtud tiene la particularidad de tornar luminosas las acciones del hombre, y es a la luz de estas acciones que el camino se aclara y el propósito se purifica beneficiando a uno y a los otros por igual.

Tener un propósito puro, como una intención hacia la vida y las gentes nos da paz y confianza.

Tener claro el camino nos colma de razones, y estas son dirección y sentido.

Habiendo purificado mi propósito y clarificado mi camino se hace imprescindible poder aceptar a la vida y a los demás tal cual son. Y es en esta aceptación como un estado que descansa una libertad fluida y relajada. Es la libertad de no tener expectativas ni pretensiones, es la libertad de permitirle a las cosas que sean lo que son, ni antes ni después, para bien o para mal.

Sin anticiparme a las situaciones, sin proyectar síquicamente lo que va a ser, me relajo y entro en un presente donde las cosas no son más ni menos que lo que pueden ser en cada momento.

Anibal Gomez (Sutul Nare)