UN ESPACIO PARA COMPARTIR EL PENSAMIENTO Y GENERAR VINCULOS DESDE LA REFLEXION ACTIVA A TRAVES DE LA LECTURA DE TEXTOS DEL AUTOR Y SUS IDEAS.

martes, 30 de junio de 2009

Extraido del libro ''Encuentros con el guía'' de próxima aparición

Todos los que pisaron esta tierra, la pisan conmigo y en mi.
Y yo seré pronto los pasos de otro en tantos otros.
Sin olvidarme de mi, los siento a ellos.
Sin olvidarse de mi, se sentirán.

Editorial ''El molde del futuro''

Nuestros ancestros pisan con nosotros nuestros pasos, y nosotros sentimos sus miedos, preocupaciones, derrotas y alegrías como propias. Todas las experiencias de ellos son un acervo en los cursos de memorias, aunque este no signifique ser conscientes de ellas.
Estas experiencias raciales son la matriz de una realidad que puede ser o no. Lo cierto es que en la práctica una cantidad no mayor a doce ideas básicas como creencias se instalan como verdades no cuestionables. No porque uno piense que esto debe ser así, sino porque estas creencias son ignoradas.
Estos engramas ocultos en lo profundo de la mente, son la base desde la que se construye la red del pensamiento que le da forma a las creencias acerca de la realidad (Lo que puede ser o no).
Al igual que en la navegación, un error menor en la estima de un curso, al final de este significa haberse alejado muchísimos kilómetros. De igual forma los destinos posibles para nuestras creencias acerca de la vida pueden alejarse mucho de lo que podrían ser ya que su origen puede ser herrado.
Esta infinita cadena de asociaciones erróneas condena al futuro, ya que es en este engrama original que nuestro futuro se gesta.
Es por medio de algunas prácticas psicofísicas que se pueden remover estos modelos, y liberar la memoria. Deshacerse de lo que enquista y condiciona nos acerca a un estado de silencio y a un estado de recuerdo anterior como una memoria pura no afectada, en esta memoria pura descansa la posibilidad de cambio y la libertad de nuestro futuro.

miércoles, 24 de junio de 2009

Editorial ''De la mirada activa''

De ese viaje no solo me quedó el recuerdo del viento blanco grabado en los cursos de memorias posibles, y el silencio hecho carne tirando abajo los muros celulares que atrapaban el dialogo interno.
También la imagen de un paisaje que claramente se modificaba en su perspectiva a medida que ascendía por la escarpada ladera rocosa, terminó siendo un reflejo consistente de la transformación de la consciencia.
Mientras miraba de reojo lo que dejaba atrás, para no quitar la vista de lo que venía delante y arriba, y exigía un máximo de concentración para no caer. Se me ocurrió que la perspectiva de aquel páramo se modificaba igual que nuestros niveles de consciencia. Si bien el paisaje visto era siempre el mismo, cada paso dado hacía aparecer delante de mí, nuevas formas que se recortaban en el horizonte. De igual manera muchas cosas que creíamos agotadas, por conocidas o por entendidas, se resignifican.
La idea del correlato con los niveles de consciencia subiendo por la espiral evolutiva, convertía una visión de dos dimensiones circular de la existencia, en una visión tridimensional espiralada.
Salvar el fundamento de la vida para no condenarla a la chatura, al círculo, donde la opción es repetición gastada. Ver desde cierta altura la espiral inagotable de los sucesos, únicos cada vez.
El paisaje siempre está allí con todas sus dimensiones esperando a ser visto, esperando a que los ojos se eleven con la consciencia para verlo. El paisaje es siempre el mismo solo el que mira es distinto.

domingo, 14 de junio de 2009

El Koan...

No más que un grano de arena
No menos que una galaxia entera.

Diálogos con el maestro...

-Anciano ¿conoces el camino a la felicidad? Preguntó la joven.
-No, pero puedo indicarte el camino que te alejará de ella. Muévete entre la imaginación y la memoria. Sigue esa dirección, proyecta tu realidad con anticipación psíquica. Pretende que esta se cumpla como tú quieres, cuando tú quieres, y te aseguro que serás infeliz.
Cuanto más lo hagas mas te alejaras de la felicidad. Porque rara vez la realidad se empareja con nuestras rígidas pretensiones. Ve por ahí, ese camino levanta polvo a cada paso y no se ve debajo la aceptación que es un bien, a la hora de ser agradecido por lo que la vida nos da. No apures las cosas, no esperes de ellas y deja de creer que lo bueno tiene que tener siempre la misma forma, tal vez así, la dirección se te haga más clara. Y recuerda saber lo que uno no quiere es la mitad del camino.

viernes, 12 de junio de 2009

Pensamientos...Memorias de un viaje

Cualquier recuerdo tiene la capacidad de devolvernos a un instante y su energía atemporal nos puede devolver un estado de la mente y el cuerpo bien definidos con su química especifica.
Dependiendo de la naturaleza del recuerdo este puede ser un madero en el que flotar o un ancla con el cual hundirse más en las aguas de la miseria psíquica. Esto se me hizo claro un tiempo después de un viaje…
Llegué hasta el lugar indicado en lo alto de la montaña. La única construcción se divisaba a duras penas entre la nieve que la cubría casi por completo. Las inclemencias del tiempo y lo arduo de la subida en esas condiciones hacían valorar hasta las más precarias de las comodidades. En tal caso la pequeña cabaña con su rusticidad se me antojaba por demás acogedora.
Cuando cerré la puerta, el viento blanco no cesaba. Su sonido se dejaba oír en todo el recinto casi sin diferencia con el afuera, como si las paredes de madera de la vivienda fuesen una ilusión de los sentidos que él no respetaba.
Solo el murmullo de mis pensamientos competía con el del viento en una disputa por el protagonismo. Solo algunos días después de la más austera de las existencias y soledad absoluta, el dialogo interno se detuvo. O tal vez se lo llevo el viento blanco. Ya no tuve palabras para las ideas, y en su lugar solo estaba el sonido incesante del viento, tan blanco como mi silencio.
Ese tiempo se me grabo en las memorias, dejando una huella que hoy sigo fácilmente en los momentos que me pierdo en el ruido, sin importar si viene de afuera o de adentro. Cuando es así, cierro los ojos y viajo en un instante, de la ciudad presente al pasado montañoso y la ventisca. Respiro la imagen atesorada en el recuerdo y las células. Dejo que el viento blanco sople una vez más, y me lleve la palabra.

Natural-mente

No son los caminos
Sino quien los camina
No son los paisajes
sino quien los mira

Editorial ''Perdidos en el camino''

Por más perdido que uno esté, uno está en algún lugar. Y esto debería ser visto como un punto de partida, la quinta dirección, el centro.
Desde este centro, como un punto en el espacio me puedo desplazar en N dimensiones y por infinitas opciones. Siempre y cuando la razón no argumente que las alternativas son factores inhibidores de las decisiones, esto puede, de mediar una actitud vital hacia la propia existencia, ser un bálsamo prometedor para aquel que se encuentra perdido en un momento.
Tratando de no ceder a la tentación de auto castigarse por la vida hecha, que nos ha traído hasta este lugar, deberíamos pensar más en como seguir, que en porque me encuentro perdido.
Muchas veces al sucumbir a esta tentación, solemos negar o al menos tratar de desacreditar lo anterior, lo que nos dejó en este punto “perdidos”'. Pero cierto es que para bien y para mal se llegó hasta aquí, y esto no es un hecho menor, perdidos, pero en algún lugar. De mediar una actitud saludable podemos mirar a nuestro alrededor y ser como niños en una juguetería, felices ante tantas opciones.
Lo cierto es que para llegar a algún lugar uno primero debe saber a dónde quiere ir, pero eso no es posible si no se está primero en alguna parte.
Perdidos o no, estamos aquí. Tracemos una línea de fe para la marcha. No demoremos un segundo más la salida. No perdamos un segundo más en lamentaciones estériles que no serán brújula ni compás. Demos una mirada alrededor, y elijamos sin temor la dirección que más nos atrae, de seguro el camino nos acercará más a nuestro destino, siempre lo hace, aunque nos sintamos perdidos.

sábado, 6 de junio de 2009

Extraido del libro ''Encuentros con el guía'' de próxima aparición

-Principio y fin, dijo con voz clara, mientras quitaba los restos de lo que hace algunos días era una flor.
Y tras hacer una pausa, habló de esta manera:
-En este sitio la naturaleza marca el ritmo, el tiempo de las cosas, no el capricho del hombre, nada pasa por que sí ni cuando quiere. Esa hoja que cayó, marcó el fin del otoño, pero este fin, no es más que el principio para el invierno ¿Cuántas cosas parecen terminar, y son iguales? ¿Es esa hoja que cayó, el final del otoño o el principio del invierno? ¿Cuántos sucesos de nuestra vida pueden verse de la misma manera? ¿No es la idea de continuidad, de acción y consecuencia, lo que le da sentido a nuestra vida? O por el contrario, el pensar que la vida son hechos aislados, sin conexión entre sí, ¿nos quita este sentido?
¿Dónde empieza la historia de la hoja? ¿Cuándo? ¿Cuándo en el tallo, el brote se despliega y ésta se asoma tímidamente? ¿Cuándo la savia ya la nutría, y esta aún no se diferenciaba? ¿O mucho antes, cuando la hoja, y hasta el mismo árbol eran aún el germen de lo que podían ser, descansando, latentes dentro de la semilla, en lo profundo de la tierra? ¿Quién de ustedes puede separar el principio del fin, el otoño del invierno, el día de la noche?
Somos hojas, semilla y árbol ¿cuál es entonces el principio, y cuál el fin?

El Koan...

Para llenarlo es necesario vaciarse

martes, 2 de junio de 2009

Editorial ''Otoñarse''

El otoño sin lugar a dudas encarna en sí mismo la metáfora perfecta del desapego. La amorosa aceptación y la ausencia de resistencia que la estación plantea, nos confronta mas allá de la poesía, con una necesidad de humildad y comprensión que en el deshacerse hasta de la más lograda de sus hojas se ve reflejada.
Promesa de renovación o confianza en la recurrencia de los hechos, descansando en la madre cósmica, el otoño nos sumerge en lo escencial. Lo yang viaja al interior y se convierte en yin y se dirige a la raíz, se despoja de lo innecesario y espera.
¿No deberíamos nosotros emular esta condición. Y poder deshacernos con igual libertad y energía, al menos de aquellas cosas que nos impiden y dificultan el vivir?
Seamos un otoño hoy, que el viento sopla y la estación invita.

Poesía Encarnada ''Otoñal''

En tantos otoños se me cayeron los días como hojas
Fueron no más que un arrebol en el viento del tiempo
Tapizaron un suelo común con tantos otros
Dicen que nada se pierde solo nosotros

Editorial ''Reduccionismo del significado''

La realidad del espacio inmutable se escapa a la linealidad subjetiva del hombre monodimensional. Y Esta realidad espiral serpentea entre los razonamientos lógicos deductivos que pretenden ser la medida, por la que se aferran los hechos y se reduce al todo a la suma de sus partes.
Esta actitud deja fuera de la realidad lo que le da verdadero significado a la existencia, y cercena lo único que nos mantiene con la flexibilidad necesaria para seguir vivos en una vida de constantes impermanentes.
la holgazanería del pensar liviano, responde a la ligera y pronto. Y es esta velocidad descomprometida ideal para este tiempo. Más tarde o más temprano ninguna de estas respuestas abren las puertas del sentido, y la vida se nos hace impenetrable. No va a bastar con darle vuelta al picaporte. Habrá que volver sobre los pasos para encontrar la llave y lo que se perdió con ella.

El Koan...

''Para poder entrar es necesario salir''