El anciano se agachó, hundió una semilla en el surco y dijo enfático:
Como el hombre, la semilla… viene de otra que completó su ciclo.
Como la semilla, el hombre… deberá razgar su corteza para que aflore lo de adentro.
Hundida en la tierra la semilla es una posibilidad,
En la matriz de la oscuridad trama su futuro.
Hombre y semilla compartimos más de un destino,
Agradezcamos el sol abrazador y el viento recio que nos curtió la piel, agradezcamos el sudor en la frente y la ampolla en la mano, que esta herida no se cubra de olvido, y nos permita recordar lo entregado para valorar lo recibido, Celebremos la siembra y esperemos a que dé sus frutos, esperemos a que esta misma fuerza germine en nuestros corazones.
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