Editorial ''Rehabilitar la condición humana''

Atrapados en nuestras pequeñas miserias subjetivas sufrimos a diario -aunque rara vez veamos su verdadera dimensión- Y en nuestro argumento se escónde la justificación por la tarea no realizada. Hemos dejado sin atender lo necesario en aras de lo que importa o es importante. Olvidados de la diferencia entre valor e importancia hacemos uso de una ignorancia adrede. Más tarde la justificación no alcanza a satisfacer, y la necesidad hace mella, se nos hunde cada vez más profundo y deja un surco en medio de nuestro día, cada día.
Sin saber bien porque nos vamos oscureciendo, y lejos de poner en evidencia al traidor, hacemos el intento una vez más, esperando que siga funcionando el artilugio de negar para sí.
En algún momento del viaje perdimos el camino, o tal vez nunca le acertamos a la dirección correcta. Y como consecuencia de esto hemos perdido nuestra condición humana. Una condición sin la cual la vida es carente de sentido. Habiendo perdido este sentido que es dirección y a la vez sostén del fundamento, toda nuestra existencia comienza a ser un gran interrogante que nos carcome la tranquilidad. Las respuestas no llegan, no porque no estén, sino porque se buscan en el lugar equivocado, Dentro de uno.
Alguien a esta hora puede estar pensando ¿qué dice este hombre? Si todo el tiempo nos vienen diciendo que las respuestas están dentro de nosotros. Y lo que quiero decir es que para rehabilitar la condición humana es necesario que nos salgamos del encierro en el que nos encontramos. La pandemia del egoísmo y el autoencierro son la causa de la mayor parte de nuestro sufrimiento a diario en lo individual y social.
Salirse de uno e ir hacia el otro, hacia su necesidad y su padecer desinteresadamente, o por el contrario muy interesadamente en el mejor de los sentidos. Cultivar la escucha activa y la vocación de ser humano como una virtud que se logra en la acción de dar y darse uno. Rehabilitar la condición humana que es lo único que nos va a salvar del infierno, no de ese con el que nos atemorizaron para que no nos convirtamos en esto. Sino del otro, de ese que avivamos con tanta dedicación echando leña al fuego del ego, como principio y fin de todas las cosas.
Salirse de ser uno el primero en la lista para redefinir la idea del amor no propio, porque es un amor sin ánimo de posesión. Un amor tal que es capaz de disolver el más duro de los caparazones.
Animarse a Cambiar el modelo especulativo de comunicación efectiva tan proclamado, por el de comunicación afectiva. Estoy seguro de que se van a sorprender con lo que pasa.
Es probable que las respuestas se tarden en llegar o no lleguen nunca, pero lo que es más seguro es que ya no importen.
En el sentido que el otro nos da se reivindica la existencia propia y el ir hacia el otro nos devuelve a nuestra razón de ser más plena.