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jueves, 14 de mayo de 2009

Diálogos con el maestro...

El anciano había estado trabajando en secreto en el cuarto de herramientas durante varias semanas. Cuando por fin terminó sus tareas, invitó a los dieciséis hombres y mujeres que solían visitarlo.
Los he reunido aquí hoy, porque estuve poniendo en práctica un viejo oficio de mi juventud, la carpintería. Y después de tantos años sin hacer nada de esto, construí un juego de comedor en el que podremos almorzar y cenar juntos siempre que queramos. Es más, hasta los cubiertos son de madera, muy especialmente hechos para ustedes. Diría que los he hecho con el corazón más que con mis viejas manos. El anciano sonreía apacible mientras se miraba las arrugas que el tiempo le había tallado.
El viejo los invito ceremoniosamente a pasar al salón. A medida que fueron entrando, uno por uno se sentaron a la mesa y después de elogiar por largo rato las virtudes de los muebles hechos por el maestro, uno de los invitados se percató de que los cubiertos eran exageradamente largos, tanto que era imposible comer con ellos.
Cuando se sirvió la comida todos empezaron a reír y preguntaron al anciano, cuidando de que no se ofendiera ¿cómo se suponía que comieran con semejantes cubiertos?
A la hora de vivir, comentó el maestro, pretendemos hacerlo como si no necesitáramos de los otros. Escapamos de la dependencia como si del diablo mismo se tratase, el ser independiente es un logro.
Pero ¿es que no se ve la pretensión oculta detrás de esto? Tal vez, si fuésemos lo suficientemente humildes podríamos aceptar este hecho y descansar en el, somos dependientes como forma de equilibrio. Tal Vez, repitió, descubriríamos el sentido de nuestra existencia en el otro, que está sentado en frente y no puede comer. Si tan solo nos saliéramos del auto encierro y nos concentráramos en la necesidad del otro sería evidente lo que nos unen las necesidades más escenciales.
En medio del silencio que las palabras del viejo dejaron, uno de los invitados estiró el brazo con el largo tenedor de madera y dio de comer al que tenia sentado en frente. Así cada uno alimentó al otro y fue alimentado.

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