Llego al uno habiendo reconciliado los opuestos.
Encuentro en lo profundo el punto de partida.
Asciendo en una espiral de estados y niveles,
a la dimensión oculta a los sentidos comunes.
Allí las nociones del tiempo y de la forma se desvanecen,
y aprendo a desprenderme de lo que me separa.
Puedo mirar desde la parte o ver el hilo que sostiene.
Siento el ritmo y la cadencia fluyendo en una corriente que lo contiene todo,
el ritmo y contraritmo,
la renovación…
el cambio…
la recurrencia.
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