Editorial ''Abrazar la incertidumbre''

La vida es lo que viene, y lo que viene es incierto. ¿Cuando queremos que las cosas sean seguras, no estamos pretendiendo algo que no tiene raíz orgánica?
La máquina de pretender se pone en marcha y queda en evidencia, y el argumento una vez más se justifica a si mismo, confundiéndose lo común con lo normal.
Las proyecciones mentales de lo que vendrá, anteceden a una realidad que tiene la libertad de ser lo que es en el momento justo, ni un segundo antes ni un segundo después. Y por supuesto pocas veces coincide con lo que se proyecta, trayendo una frustración directamente proporcional al desfasaje con nuestra proyección.
¿De donde nos surge la idea de que la certidumbre es posible, y que esta es buena para nosotros?
¿Qué se esconde detrás de esta pretensión?
Más allá de las respuestas que cada uno encuentre si indaga activamente, lo cierto es que la certidumbre es una ilusión que nos arrebata la posibilidad de mantenernos activos hacia la existencia, de manera de poder seguir en la búsqueda constante de lo realmente necesario.
Por eso, abrazar la incertidumbre de la existencia propia es camino hacia el estado de raíz y la paz que da la ausencia de pretensión. Una ausencia de pretensión que nos acerca al presente continúo de ser y estar, en el momento, ni antes ni después. Permitiendo que lo que viene no solo sea incierto, también sea un regalo.