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sábado, 14 de marzo de 2009

Pequeño ensayo sobre la vida y la muerte…

El que nace a este mundo muere a lo que era, el que muere a este mundo nace a lo que debe ser, sin más tristeza que por la separación tomaba a la muerte como parte de la vida.
Llamaba a la vida la gran respiración, puesto que al nacer inhalamos y al morir exhalamos, y nombraba como vivir a todo lo que ocurría con cada una de las incontables respiraciones que quedaban en el medio.
Decía estar seguro de que la”gran respiración” Era solo una de las incontables respiraciones que quedaban en el medio entre el nacimiento y la muerte de una existencia aun mayor.
Pensaba que la vida y la muerte se parecían más de lo que uno se imaginaba ya que el que mira en una dirección pierde de vista la mitad del mundo que queda a su espalda.
Que la linealidad de las cosas había sido elegida para tranquilidad de los hombres por los propios hombres, y que todo lo que no era así, lineal, quedaba fuera de esta realidad tan conveniente y los acosaba como dudas existenciales en cada punto débil del sistema.
Aseguraba que estos puntos débiles del sistema eran los sitios donde se habían mutilado las ene dimensiones de la posibilidad y la existencia.
Creía que para tener una vida eterna había que cuidar de las muertes a diario, de esas que uno tiene con cada exhalación, y que uno debía preguntarse ¿si esta fuera la última de las incontables respiraciones a las que llamo vivir, estaría conforme con lo hecho lo dicho y lo sentido?
Por cuidar de las muertes a diario, no podía evitar vivir cada segundo como si fuera el último, ya que decía desde siempre que había dos cosas que nunca se perdonaría, no ser fiel a sí mismo y morir después de un pensamiento o acción mediocres.
Esto le confería una poderosa energía en cada acto, capaz de convertir lo más simple y cotidiano en una ofrenda a la vida, plena de significado y conciencia.
Aseguraba que quien vive sin la angustia y el temor a la muerte convierte a la más grande de las contradicciones en paradoja conciliada, y todo su ser se impregna de una serena calma, de la que él era fiel reflejo y a la que llamaba estado de aceptación.
Aníbal Gómez (Sutúl Naré)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

entonces, la aceptación elimina la contradicción?

Dasha

Sutúl Naré dijo...

La aceptación por si mismo no libera la contradicción.
Gracias Dasha

Anónimo dijo...

Sí, es un trabajo muy complejo... el de aceptar y el de deshacerse de la contradicción. Nada se puede lograr con uno sólo elemento.
gracias a vos

dd

Anónimo dijo...

él que está conforme con lo que hace a diario, quien es consciente, honesto, coherente y feliz no tiene miedo a la muerte por que no tiene para qué arrepentirse ni lamentar... es lindo tomar la vida como la gran respiración... y hay que vivirla... respirando
dd (again)

Anónimo dijo...

él que está conforme con lo que hace a diario, quien es consciente, honesto, coherente y feliz no tiene miedo a la muerte por que no tiene para qué arrepentirse ni lamentar... es lindo tomar la vida como la gran respiración... y hay que vivirla... respirando
dd (again)

Dasha dijo...

gracias por darme tanta claridad en lo hecho, lo dicho y lo sentido... por la primera vez en mi vida mis sentimientos estan tan evidentes para mí.

dd dijo...

nuevo momento, nuevos ojos, tiempo de Trabajo con Vos, nuevo lugar, nueva comprension. Gracias por la coherencia y profundidad infinitas de tus palabras.

mi querido Maestro.
te abrazo.