Editorial ''Reflejos''

Hasta que uno no integra lo negado de su ser, y esto sigua habitando en la espalda de la existencia propia, la separación con el entorno es inevitable.
Mas la consecuencia del autoencierro, que separación real, lo que nos mantiene aislados de los demás dándole forma a ''lo demás'' como tal, es esta negación que no nos permite aceptar a aquellos que encarnan para sí el reflejo de lo que sómos y no pódemos o no querémos ver.
Siendo así para bien y para mal por que también ''aceptamos'' y ''amamos'' solo a aquellos que encarnan para sí ese reflejo que tenemos aceptado para nosotros mismos.
Si comprendo este fenomeno de mirar en una dirección perdiendo de vista lo que queda a mi espalda, puedo asumir una actitud de indagación activa hacia el lado oculto, mirando mi rostro en el espejo de los otros como camino de reconciliaión conmigo mismo. Un camino que al integrarnos desdibuja las fronteras del autoencierro y nos acerca, en la aceptación libre y fluida.