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sábado, 12 de abril de 2008

Editorial ''Salirse del tiempo''

Salí a correr como casi todas las noches desde hace meses, y por alguna razón vino a mí el recuerdo de cuando siendo un niño salía a la calle en el barrio donde vivía y por gusto, y solo por gusto corría a toda velocidad, hasta donde se me ocurriera cada vez. El recuerdo se hizo sensación en el presente, y esa sensación de no perseguir ninguna meta de hacerlo porque si, fue realmente refrescante, se me alargó el paso, se me alivianó el peso, y pronto sentí el viento en la cara producto de la velocidad que llevaba, la sensación, ahora física, me instaló una sonrisa en el rostro que hasta entonces tenía el gesto del ‘’tener que’’.

Desde entonces veo la necesidad de volver a esos lugares, a crear espacios en el día, que nos saquen del ritmo que traemos, como pequeñas rendijas por las que espiar a otras realidades. Darnos permiso para que algo diferente pueda ser, recuperar esa capacidad perdida, olvidada en algún desván de la memoria, entre las cosas de ser niño que uno supo tener. Dirigir la intención hacia esa habilidad de transformar escalas, dimensiones y tiempos, y así dejar que una brisa renovada nos oxigene las ganas.

Esta posibilidad de salirnos de a ratos del tiempo y el pulso del día, nos abre un juego que es herramienta prodigiosa y auxilio cotidiano.

Estas cualidades del ‘’niño’’ deben ser exploradas desde nuestro lugar como una habilidad para salirse del tiempo cíclico y entrar así en el tiempo sincrónico, el tiempo verdadero.

Evocar, no por la imitación, sino apelando a los distintos cursos de memorias, esos recuerdos que han dejado una huella imborrable en nuestro ser, esos momentos en los que nos sumergíamos en mundos mágicos, y nos convertíamos. Esta evocación puede tener el poder de activar esas memorias y permitirnos recrear ese sabor en las situaciones que elijamos, y transportarnos instantáneamente a estados de ser y estar, tan complejos y completos que incluyen lo celular y lo químico.

La evocación de estas memorias no debe estar dirigida a copiar las acciones en sus contenidos sino más bien al proceso, que puede fácilmente ser adaptado a nuestra situación actual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Comparto un recuerdo mio: cuando era chica vivía en un lugar campestre, de árboles antiguos y con un trigal de varias hectáreas casi pegado al parque de mi casa. El cielo despejado por la noche era asombroso. Supongo que al ser niño la inocencia nos acerca una percepción mas intima y amorosa de la naturaleza…
Solía observar ¡por horas! Día o noche el entorno, cielo y del suelo también…y descubría que pegando la nariz a cualquier porción de mi jardín había una historia para ver en vivo, en directo y de otro mundo! y que la magnitud de ese mundo dependía de la atención y concentración que le otorgara a ese espacio. Me sentí tantas veces conmovida por las maravillas que pasaban desapercibidas la mayoría del tiempo, que adopte la practica de crear un canal en el tiempo donde me conectaba conmigo misma, de adulta, y por donde se enviara el recuerdo de lo que había visto, o sentido en ese momento…
Me gusto tanto la idea que lo practicaba aun sin motivo alguno. Me sentaba a pensar que me recordaba cuando fuera grande y en ese ida y vuelta de conciencia la nocion de tiempo era, mas q inevitable, un error!! . Lo cierto es q no he vuelto a crear canales hacia futuro, pero aun no he dejado de encontrar mi mensaje / recuerdo : “Vero grande, no te olvides mi”.

Sutúl Naré dijo...

Hola Vero,
Vero Grande no se olvidó.
Niño o mayor,pasado o futuro, son solo formas lineales de conformar una mente que necesita de la continuidad intelectual, para que el mundo que se construyó con tanta complicidad social no se desmorone ante la primer cosa ''incongruente''
La única realidad habita en el presente, y el presente es tal, solo en la consciencia, y en el recuerdo de si...Para no perderse en los laberintos irreales de la imaginación y la memoria.
Todo lo que fuimos, somos a la vez, y coexisten en un mundo multidimencional.
Cualquiera de las Vero puede estirar un brazo y alcanzar a la otra aquí ya!!!
Anibal.