El fisiólogo ruso Pavlov descubrió la ley de reflejo condicionado. El experimento consistente en hacer sonar una campana justo antes de dar alimento a un perro arrojó como resultado que, cuando el perro tenía hambre, comenzaba a salivar nada más al oír el sonido de la campana. Toda la química del cuerpo del animal es funcional al estimulo externo haciéndole producir las encimas que requiere para el proceso de la digestión…
No he podido dejar de notar que nosotros funcionamos por reflejo condicionado en distintas áreas y que la reacción a la campana de turno pone en marcha en forma de hábito la mayor parte de nuestras cosas a diario.
Hábitos que por cierto terminan teniendo una base fisiológica, aunque en un principio solo fueran cuestiones de actitud.
¿Qué clase de libertad tiene el hombre que ante cada tañido de la campana reacciona sin la mínima decisión? Para el perro, el cual no tiene opción, este mecanismo tiene sus ventajas, pero para el hombre ser víctima de este reflejo le hace vivir en la más sórdidas de las esclavitudes. Dicho esto porque es el mismo el que se esclaviza como consecuencia de la debilidad que implican los hábitos.
Siempre hay una campana lista a sonar, y cuando no hay alguien que la toque, somos nosotros los que gustosos movemos el badajo. Dispuestos a saborear todas las miserias psíquicas que se activan, claro, sin asentir en la responsabilidad que tenemos en ello.
Por suerte es sabido que se puede interrumpir este reflejo, y digo interrumpir no cambiar por otro. Esta interrupción funciona de igual manera que el mecanismo anterior pero con resultados inversos.
Primero va a ser una cuestión de actitud con base en la voluntad para la toma de decisión y después va a crear las bases fisiológicas para que este mecanismo se mantenga. Lo que los sabios de la antigüedad de algunas tradiciones aplicaban como parte del trabajo interno hacia la evolución y la transformación de la conciencia, hoy es medido en tiempo real por la tecnología y puede verse como las relaciones de corto plazo de las neuronas puede modificarse a partir de este cambio, de esta toma de decisión voluntaria de interrumpir el reflejo condicionado.
Partiendo de la idea de que toda la educación y los modelos de relación están basados en un modelo casi extorsivo de intercambio que enseña a responder reactivamente, o sea de forma inconsciente y automática, no deberíamos hablar tanto de sociabilización sino más bien de domesticación humana.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Gracias corazón!
Publicar un comentario