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lunes, 19 de mayo de 2008

Editorial ''De la propia rotez''

Como collages vivientes remendados, emparchados, nos paseamos por la vida haciendo gestos y adoptando posturas extrañas para que nadie lo note…pero lo cierto es, que estamos rotos.

Nuestra rotez nos avergüenza, por lo tanto la ocultamos desesperadamente, para que nadie la descubra y para que nosotros a fuerza de negarlo, terminemos por no verla. Acá empieza el punto en donde nos alejamos esencialmente de los otros, sobre todo de aquellos que están rotos en el mismo lugar que uno, y nos recuerdan con su sola presencia lo que no estamos integrando. Ni siquiera hablo de cambiar nada sencillamente de aceptar nuestra imperfección sin más pretensión que la de estar como uno está -al menos de momento- roto, ni más ni menos roto que otro, que cualquiera.

Si hiciéramos esto, aceptar nuestra rotez relajada y libremente, descubriríamos -lo puedo asegurar- una paz inusual, como una respiración profunda de esas que se hacen al suspirar y que inundan el ser de ánimos y frescura.

Si dejásemos de gastar tanta energía en tratar de ser lo que los demás quieren que seamos, o mejor aún, si tratásemos de dejar de ser eso que queremos ser para nosotros mismos y nunca, sin importar que hagamos llegamos a ser, el paso por nuestra vida sería liviano y pleno, sin necesidad de que nada de lo que está siendo hoy cambie.

La sencillez de este hecho no debe restarle valor a la idea, que tiene esta cualidad paradojal de ser simple y profunda. No restarle valor para no desperdiciar la oportunidad, y cuanto antes mejor de descubrirnos plácidamente rotos, sin que esto degrade la calidad de lo que somos, poder comprender que estamos rotos pero no somos rotos.

Aníbal Gómez (Sutúl Naré)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas en esta editorial. Sería tan simple para todos... pero que dificil que es aceptar como es uno constantemente. En mi caso, experimento momentos y días en los que acepto parte de mi rotez, y tal cual como lo relatas, en esos días siento un profundo bienestar conmigo misma.
Como siempre, gracias por tus palabras, y gracias por estar.
Besos
Flor

Anónimo dijo...

Es nuestra, la de los rotos, la necesidad de disimular lo mutilado. Tal vez como consecuencia del imperioso y aplastante techo de la normalidad; y pese a los esfuerzos de adaptacion seguimos en parte techados y en parte al descubierto; en parte incluidos, en parte exhiliados...ADAPTACION implica un factor sometedor, pero el unico techo real para nosotros los rotos es el cielo y por eso deberiamos aceptar con amor y agradecimiento que asi sea.

Sutúl Naré dijo...

de verdad gracias por los comentarios, oportunos e inspiradores.
Sus aportes embellecen el blog, cariños.

Anónimo dijo...

Hola Anibal, no tenes idea lo mucho que me ayudo aceptar mis roturas estos ultimos dias, no solo aceptarlas sino amigarme con ellas.
Esta ultima semana estube con muchos compromisos sociales que en otro momento hubieran generado en mi gran estres y necesidad de mimetizarme algo que me resulta natural, me limite a aceptar mis limitaciones y a mostrarme como estaba, fue extremadamente liberador y gratificante ya que todos disfrutamos los momentos , porque al estar yo relajada que era la anfitriona todos se sentian comodos y sin tener que someterse a tanto protocolo.
Muchas gracias por estar y hacerme ver cuando estoy equivocada y enseñarme a quererme como soy.
La ortografia es parte de mis roturas, asi que no me ocupe de pasar los comentarios por word, besos