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domingo, 22 de julio de 2012

Poesía ´´No soy´´



Ahora que no soy,
ni principio ni fin de cosa alguna.
Me salgo del encierro de mí,
voy hacia el otro.
Así, en sus necesidades lo mío se desvanece, 
y no es mas que un recuerdo, 
casi ajeno.
Me disuelvo en un dar que no reconoce deuda
y apacigua el espíritu la claridad entregada.
Ahora que no soy, 
mi mano izquierda no tiene valor, como nunca lo tuvo.
Solo la derecha esta sujeta al cielo,
y es mano con sentido en la mano que estrecha.
Ahora que no soy,
no busco a Dios ni en lo pequeño ni en lo grande,
por que seguir buscando es no haberlo encontrado. 












Pensado en las arenas...


Busca el agua mientras no estés sediento y encuentra la comprensión de lo que eres antes de que los hechos te confronten con la ignorancia.  

jueves, 12 de julio de 2012

´´Memorias de las arenas´´ Cuarta entrega


Se suele decir de alguien que está en la búsqueda ´´Qué está en el camino´´  Hoy viendo hacia atrás pienso que todos lo estamos, solo que algunos se han perdido o ni siquiera lo han reconocido. Todos son caminos, solo que algunos no llevan a ningún lugar, se pierden como huellas en la arena.

¿Estar perdido es no saber  donde se está o no saber a donde ir? Me pregunté. Se que estoy perdido pero estoy aquí me dije y este puede ser un hecho que la actitud convierta en un inicio, mientras juntaba las pocas cosas que llevaba con migo.
Había aprendido a ver la sutil belleza del desierto en medio de su rigor indiferente a mis necesidades y no quería que mi estado de desesperación traicionara esa visión.
Se que perdí el rumbo de momento pero estar perdido o estar en algún lugar no son la misma cosa. Así, empecé a caminar, el sol apenas se asomaba y en algunas lomadas contrastaban las sombras. El desierto a esa hora tiene un ritmo único, una cadencia que tal vez por breve se añora el resto del día. Tenía que encontrar agua pronto, a decir verdad no estaba más perdido que antes de llegar a este desierto, con la diferencia que ahora era la falta de agua la que me apremiaba y antes había sido mi ignorancia. No la ignorancia de las cosas del mundo que uno encuentra fuera, si no la de uno mismo, la de lo propio.
No era mas la urgencia de encontrar agua que la de encontrarme a mi mismo y era esa urgencia la que me trajo, esa sed insaciable que no reconoce sustituto. Solo en esas aguas se sacia la ausencia.
Eso que me trajo hasta el preciso lugar en el preciso instante, era eso lo que quedaba atrás lo que me había hecho llegar hasta aquí pero era lo que estaba adelante lo que me impulsaba a seguir. Lo incierto, tan incierto como yo en este infinito mar de sílice.
Caminé por horas, caminé confiado en el devenir inexorable y en el fundamento que todo lo sostiene, sabiendo que no se puede traicionar esa única certeza.
Finalmente no pude más, le eché una última mirada a esas arenas…Lo bueno de este desierto es que aquí no hay donde ocultarse y uno puede ver sin dobleces la verdad descarnada. Despojarse en este lugar y a esta hora es un ejercicio que libera ya que ni con la piel se cruza al otro lado.
Hay algo de paz en hacerse uno con la muerte propia algo de humildad y reconciliación que nos unifica con la vida pensé, mientras se me doblaban las piernas y caía de rodillas.
La vida se me escabullía entre los dedos como la eternamente blanca y fina arena del desierto que inútilmente trataba de contener en un puño y pude saber en ese instante quien era Yo.