UN ESPACIO PARA COMPARTIR EL PENSAMIENTO Y GENERAR VINCULOS DESDE LA REFLEXION ACTIVA A TRAVES DE LA LECTURA DE TEXTOS DEL AUTOR Y SUS IDEAS.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Editorial ''De la percepción consciente''

Cuando alguien habla acerca de mí en cualquier sentido, bien o mal, y esa opinión produce un vaivén, como una fluctuación de mi estado de ánimo, es mi personalidad reaccionando. Pero quien mira a esa parte de uno, y en el mismo instante reconoce ese movimiento, y como transforma por mínimo que sea nuestro estado, esa es nuestra consciencia real observando.
Este observador neutral de nuestros estados nos libera, en más de un sentido, de la esclavitud; no sólo de una personalidad autoencerrada y limitante, sino también de la otra esclavitud, la del juicio ajeno que condiciona nuestra manera de estar. Esto es válido no solo para las opiniones de la gente, también para cualquier estímulo que movilice una identificación con la personalidad.
Descubrirnos en el acto de identificarnos, de ser tomados por un estado determinado; vernos entrar y salir de allí y reconocer las sensaciones que nos dejan, es una buena forma de acercarnos a la escencia, nuestro ser real.
La percepción consciente nos centra en el medio mismo de nuestro ser escencial, en un estado de neutralidad emocional. Esta neutralidad, lejos de ser indiferencia por los hechos y sensaciones, es un reconocimiento con verdadera identidad y elección, basado en los principios y valores de cada uno.

La historia.."La punta del ovillo"

Cuando era un niño disfrutaba de todo, igual que cualquier creatura, con la intensidad propia de estar en el presente. Intensidad que se va ocultando de la mejor manera posible detrás de las protecciones que el ego estructura para poder sobrevivir síquicamente a los embates del entorno. Cuanto más duros y disfuncionales sean estos, mas rígidas y limitantes estas protecciones. Y sin dudarlo diría que una de las actividades preferidas de aquel entonces era remontar barriletes; claro que esto no empezaba allí, sino mucho antes con la construcción de ese artefacto volante que tenia la propiedad de hacernos ir muy alto y lejos con la imaginación, una suerte de libertad a la que uno se asomaba al final del hilo que lo sujetaba. Cuando alguna vez este se cortaba y el pájaro de papel se iba volando lejos, pensaba en que yo, igual que él, un día iba a volar. La incertidumbre de no conocer el destino del barrilete me mantenía alegre, y tan sólo haber creído que alcancé las certidumbres que la sociedad dice que son necesarias para estar tranquilos fue suficiente para que perdiera la alegría que supe tener de pequeño. Estuve tranquilo sí, pero sin la alegría activa y expectante que la incertidumbre puede generar y es motor de la posibilidad.
En aquel tiempo cuando el sol empezaba a bajar y caía en la cuenta que me esperaba una “calurosa” bienvenida, ya que mi madre no había tenido noticias mías prácticamente en todo el día, enrollaba de mala forma el hilo, acomodaba a mi amigo barrilete sobre mi hombro y corría veloz pensando qué decir para suavizar el reto.
El tema de esta breve historia es que después de eso, tenía que desenrollar el hilo que había quedado enmarañado en la mayor parte de sus interminables metros. Cosa que me desesperaba y que durante mucho tiempo terminaba evitando cortando el hilo en las partes enredadas.
Hasta que cierto día me dije que esto no podía seguir siendo así, no sé si fue por hacerles ahorrar el gasto a mis padres que eran muy pobres, o porque de otra manera mi barrilete no llegaba a darme una vista del otro lado del mundo de mi imaginación. Ese día el desenredo del hilo se convirtió en parte de un ritual que trasladara a otras cosas de mi vida, y sin el que tal vez nunca hubiera logrado encontrar la punta del ovillo para empezar a desenmarañar aquello en lo que nos convertimos con los años.
Así aprendí que cuando uno no sabe cuál es la punta, cualquier punta es válida para empezar. Y que con paciencia y amor el barrilete siempre puede volar un poco más alto y nosotros también.

martes, 22 de septiembre de 2009

Poesía Encarnada ''proceso de meditar''

El viento del alma sopla en cada respiración
Y en él se halla una sabiduría escencial
En la repetición de esas inflexiones pronunciadas la consciencia se expande
De la consciencia limitada a la consciencia infinita
En el mantra la vastedad se manifiesta
Y me pongo a mi mismo en el trono de la consciencia
Y no hay juicio ni reacción
Solo conexión con la humildad

domingo, 13 de septiembre de 2009

El Koan...

Encontraste el camino, ahora olvidalo.

Editorial ''Acerca de la consciencia despierta''

La idea de un despertar de la consciencia que surge como un chispazo y nos enciende en un instante como un estado permanente, si bien es posible, es muy raro. La otra alternativa, más probable por cierto, es la de despertares parciales y acumulativos. Una serie de chispazos que encienden de forma más o menos parcial partes de la consciencia y que pueden convertirse en un solo fuego de sostenerse una intensión el tiempo necesario.
Si dejamos de ver a estos procesos como meramente psicológicos, a saber, existiendo solo en el universo intangible de los pensamientos, y empezamos a comprender que toda esta actividad sutil tiene su física y su química, podemos darnos buena idea de cómo definir el concepto de evolución de la consciencia.
Si nos detenemos en los trabajos que hoy permiten ver cómo los pensamientos influyen en las moléculas de agua en el cuerpo, podemos reconocer una idea realmente objetiva de lo bueno y lo malo. Todos estos ‘’descubrimientos ‘’ que la ciencia de turno oficial reconoce, ya habían sido observados por percepción directa hace mucho tiempo, y existen también otra cantidad de hechos que todavía quedan en lo obscuro acerca de la realidad de la consciencia despierta.
Cuando dormimos nuestros sueños pueden parecernos muy reales, pero al despertar de ellos reconocemos una gran diferencia. De igual forma la consciencia despierta se diferencia de nuestro estado de vida en la personalidad, tanto o más que el dormir de la vigilia.
Al igual que en los sueños uno cree estar presente, y participa de los eventos, convencido de que esta allí. Durante los estados de consciencia normal, o de vida en la personalidad, también jura que uno se halla así, despierto. Pero solo al cambiar estados de consciencia y estando despierto ahora, puede reconocer que estuvo ausente, como perdido en sus actos, y es muy probable que uno lo haya estado por mucho tiempo.
La sensación de presencia que la consciencia despierta nos deja es indeleble al paso del tiempo, y se torna en referencia que guía los pasos hacia ese despertar más permanente.
Por esta razón sería de importancia detenerse en la observación del momento para reconocer en que consciencia estamos y empezar aunque mas no sea por darnos cuenta de cuan dormido estamos.
Salir de la obscuridad anónima de la ignorancia para ir hacia la luz del conocimiento de la identidad propia.

sábado, 12 de septiembre de 2009

martes, 8 de septiembre de 2009

lunes, 7 de septiembre de 2009

Poesía Encarnada ''Estar en el acto''

Me atrapo en un instante sin tiempo
Me observo en lo negado y lo sostengo
Sin luz y sin sombra no aparece la forma
Mi nombre me dice de mí lo que no soy
Lo que soy en verdad no reconoce nombre

Editorial ''Egoaraña y el camino de salida'' (cuarta parte)

La personalidad reafirma sus mecanismos y pautas de siempre en los distintos cursos de memorias posibles, hasta celulares y moleculares.
Por esa razón la observación de las actitudes del pasado es útil, pero la observación de las actitudes en el mismo momento que ocurren es poderosa. Dicho poder descansa en la capacidad transformadora de esta forma de observarse.
La percepción consciente del momento, suma al acto de vivir, el acto de estar en el acto. Puesto que tu vida solo es tal si es vivida en consciencia. Esta consciencia que potencia el presente a una continuidad, es poderosa por que tiene el efecto de hacer desaparecer estos mecanismos de la personalidad, igual que la luz de una pequeña vela hace retroceder la obscuridad.
Cuando nos descubrimos en el acto, infraganti, y si somos capaces de aceptar lo que vemos, podemos reconocernos detrás de más de un argumento. Ver como eso que estamos defendiendo no es más que un intento de justificación, o que eso que estamos contestando en medio de una discusión nos es en verdad lo que querríamos decir, si no estuviésemos defendiendo nuestra identificación con la personalidad.
Si tan solo nos animáramos a mantener la observación en el momento, y a sostener la incomodidad de interrumpir el hábito por algún tiempo, podríamos empezar a reconocer algo inusualmente presente, real y consciente dentro de nosotros. Una consciencia que se expande dentro y fuera, sabia y luminosa, paciente y amorosa. Lo verdadero, el Yo sin nombre.

martes, 1 de septiembre de 2009

Editorial ''Contradicción versus paradoja''

La paradoja se nos aparece como contradicción, solo porque nuestro pensamiento es lineal.
Las paradojas son moneda corriente en el camino de la espiritualidad, no porque los responsables de la transmisión del conocimiento sean afectos a crear expectativa y captar la atención de sus oyentes, que sería una actitud contraria a sus pretensiones, sino mas bien porque estas paradojas son la forma en que la verdad se nos manifiesta frente a nuestro modelo de pensamiento lineal y reduccionista.
Cuando la consciencia se transforma y la evolución empieza a ser un hecho y no una idea, las paradojas también empiezan a comprenderse de una manera diferente.
La reconciliación, casi involuntaria de estas aparentes contradicciones, se convierte en un estado que nos permite comprender, no solo la ilusión de tal contradicción, sino también la ilusión de linealidad del tiempo.
Es de importancia comprender que una nueva manera de pensar va a ser necesaria si uno quiere lograr algo distinto de lo que logró hasta ahora. Ya que las viejas matrices del pensar nos han colocado en este lugar y con esta concepción de la realidad y la existencia.
Empezar por reconocer las diferencias entre las paradojas reconciliables y las contradicciones irreconciliables, es punto de partida en el camino de la unidad interna.
Cuando uno se pregunta con ánimo de esclarecerse, no debe olvidar que las aparentes sutilezas de estas dos opciones del funcionamiento humano no son nada sutiles a la hora de los resultados. Mientras la contradicción es una fuerte auto agresión, disociativa y contraria a la corriente de vida, la paradoja reconciliada tiene unidad interna y aporta cohesión.
Comprendido el ser como una totalidad no es difícil darse cuenta como estas actitudes afectan, para bien o para mal la totalidad de lo que somos, hasta a la célula misma. La falta de cohesión en los pensamientos y los actos es falta de cohesión en la célula y esto enfermedad, lo opuesto, salud y armonía.

Pensamientos...''Buena memoria''

Recuerda al niño que sabía que el tiempo no se medía en dos direcciones y recordarás quien eres en verdad!!!