Diálogos con el maestro

Después de que el joven le hablara al anciano maestro de lo muy interesado que se encontraba en recibir sus enseñanzas, le preguntó -Maestro el lugar donde tu enseñas queda muy lejos? a lo que el viejo respondió ''Ningún lugar queda lejos cuando uno se busca a si mismo, y las distancias no significan nada o significan todo. Ahora dime... Cuan cerca o lejos estás tu?''

Editorial ''Castillo de arena''

Este verano puede ver en la playa a un pequeño niño totalmente absorto y dedicado a la tarea de construir un castillo de arena. Podía apreciarse en su actitud, tal concentración que por un momento se me superpusieron imágenes de los Lamas haciendo sus mándalas con arena coloreada. Si tuvieron la ocasión de verlos trabajar en esto sabrán que al terminarlos, después de jornadas larguísimas para concluir el diseño los destruyen sin el más mínimo apego por su obra.
Pensaba si todo el trabajo de estos últimos, después de años de dedicación era para devolverles esa cualidad primigenia, ese estado de raíz, en que el niño habita naturalmente y que después la sociabilización termina por sepultar en las arenas, pero esta vez del olvido.
En el caso del niño tal vez, no tenga en cuenta que las olas, que a su ritmo se acercan hasta el, pronto terminarán por llevarse con ellas su creación. Pero de algo estoy seguro, durante todo el tiempo que construye, talla cada detalle con la misma convicción de que lo eterno para el hombre, es un pestañeo en los ojos entrecerrados del universo. El niño vive la eternidad del instante con el único estado de ser que lo hace posible, el desapego. Con el tiempo, deberá igual que el Lama trabajar duramente por recuperarlo, conciliar la paradoja de la dedicación y el desapego como vía para entrar en el presente, para volver al estado de raíz.
En el estado de raíz no hay antes ni después, se está con todo lo que se es, igual que un Lama colocando grano por grano en el diseño intrincado del mándala, trabajando como si su obra fuese a perdurar en alguna lugar mas allá de su memoria.
Cuando las olas arrastren su esfuerzo este descansará en las arenas del tiempo.

Pensamientos...

Yo no soy lo que veo, pero veo lo que soy.

Poesía Encarnada ''Breve''

Como castillos de arena, fugaz la vida entera.
La tallarás perfecta como si fuera siempre.
No te lamentes más que el agua crece.

Editorial ''autoimportancia, lo que creo que soy''

Los maestros toltecas llamaron a la autoimportancia el monstruo de las mil cabezas, y esto porque la misma se oculta entre la mayor parte de las acciones del hombre.
Cuando espero reconocimiento o agradecimiento, cuando no me es dado mi lugar y me fastidio, cuando juzgo desde el ego y no acepto, etc.
La autoimportancia es por definición la matriz orgánica del sufrimiento innecesario. Todo este tipo de sufrimiento ha construido las paredes de la cárcel que aprisiona al ser sobre los cimientos de la autoimportancia.
Se juzga desde la pretensión de sí.
Se pretende desde la falsa exigencia.
Se exige desde la imagen de si exagerada.
De esta imagen de sí exagerada el ego crea su forma lo que creo que soy, y desde esta forma se sufre por su rigidez y limites, pues nada en la naturaleza de las cosas se ajusta a estas condiciones.
Esta forma es el cuerpo de la autoimportancia, y a través de este aspecto, este ladrón cobra sus víctimas entre las gentes. Este ladrón es peor que los ladrones del mundo, por que se roba la libertad de las sensaciones, el presente de las cosas como son y la infinitud de lo pequeño en los actos cotidianos, restándoles valor.

De la aceptación...

Si acepto las cosas pero no las entiendo, en realidad no las acepto.
Para entrar en el estado de aceptación, debo renunciar a la pretensión y el desacuerdo, y no esperar que los demás, o la vida se ajusten a mis deseos o expectativas.


Aceptar por el camino de la comprensión para que no haya apretar de dientes y murmullos por lo bajo, por que si hay desacuerdo no puede haber aceptación.
Se acepta por que se comprende, y se comprende por que hay una integración de todo el ser en el proceso, no un mero mecanismo intelectual, si no el trabajo del cuerpo y la emoción sumados al intelecto.
La comprensión así diferenciada del entendimiento, es como un relámpago en la oscuridad que atraviesa todo el ser y tiene el sabor de la certeza inexorable.
Comprender es encontrar la raíz de lo que se acepta y esto una vez mas nos libera de tanta pretensión y tanto desacuerdo.
Es necesario aprender a diferenciar la aceptación libre y fluida alcanzada por la comprensión, de la resignación negativa en donde uno no acepta en realidad, si no más bien entiende que no tiene otras opciones, pero en el fondo habita el desacuerdo.
La aceptación genuina es un estado que no conoce la resignación negativa ni el desacuerdo, es un movimiento fluido del ser sin condiciones.
Extraido del libro Ser en el centro de Anibal Gómez ''Sutúl Naré''

Natural-mente

Fuerte bambú o fuerte roble?

Semillas de conscienca ''El ego descansa en la comodidad de los hábitos''

Recuerda esto…
El ego tiene poder sobre uno por que uno no ha dejado de darle poder, él descansa en la comodidad de los hábitos, su fortaleza es tu debilidad,
Observa…
El hábito como forma de automatismo, este favorece la inconsciencia y la sensación de comodidad es alimentada por un ego que se retroalimenta.
Cuando funcionas por hábito, funcionas sin presencia, y es en tu ausencia que el ego toma el control.
Piensa…
Que el ego tiene todos sus intereses puestos en que tú ignores estos hechos, ya que conocerlos pone en peligro la continuidad de su posición.

Habita…
A diario en la incomodidad por voluntad propia, para interrumpir el automatismo y la inconsciencia.
Renuncia…
Al tentador ofrecimiento del menor esfuerzo, verás que es la mejor forma de mantenerte despierto.

Pensamientos...

La paradoja de la intuición es que siendo una puerta que solo se abre desde adentro, por ella no se sale, solo se entra.